JORNADA DE PRESENTACIÓN DE BIBLIOTECA PARA 1º ESO






Hoy, día 25 de noviembre, hemos celebrado el acto de presentación de la biblioteca a nuestros alumnos y alumnas de 1º de ESO. A lo largo de la mañana y de manera sucesiva, los tres grupos de este curso han visitado la biblioteca.
Lo primero que he hecho ha sido explicarles la importancia que tiene este espacio en la vida del centro y en su desarrollo personal. Aquí no sólo pueden venir a estudiar, consultar libros, preparar trabajos; la biblioteca es el espacio dedicado a la lectura, para ella está concebido. Está permanentemente abierta y, siempre que quieran, pueden acceder al préstamo de libros.
A continuación, hemos visualizado el video “Me gusta leer”, excepcional material que describe perfectamente bien esa sensación cuando conectas con un libro , cuando no puedes parar de leerlo hasta el final , cuando andas atrapado entre sus páginas; el amor a todos esos libros que nos llenan de magia y conocimiento , nos hacen emocionarnos , rememorar nuestras experiencias , ampliar nuestros horizontes … Les he preguntado si ellos alguna vez han sentido esa magia de la lectura y de qué manera la han experimentado. Cada uno ha ido comentado sus experiencias ante un libro y la lectura. http://youtu.be/oX1LM9HIk_s
Seguidamente, les he leído el pregón que la escritora Laura Gallego ha realizado con motivo de la celebración del día de las bibliotecas. Un precioso texto que ha calado en los alumnos. Entre todos han hecho un resumen del texto que habían escuchado y lo hemos comentado. Les he propuesto la realización de “Nuestro árbol de la biblioteca”. Para ello, cada alumno va a traer una “flor con pétalos de papel” o “un libro” para colgarlos en el árbol y así, escapándose algunas palabras, consigamos que “nazcan y crezcan muchos más libros”.
Finalmente hemos pasado a realizar la audición y lectura de algunos pasajes de la obra “Platero y yo” del poeta moguereño Juan Ramón Jiménez, obra que cumple cien años en 2014.

(Pregón. Relato de Laura Gallego: )
Erase una vez un viajero que llegó desde un lugar lejano a un pueblo en el que no había libros. Se sentó a descansar en la plaza mayor y sacó de su morral un viejo volumen de cuentos. Cuando empezó a leer en voz alta, los niños, que nunca habían visto nada semejante, se sentaron a su alrededor para escucharlo.
El visitante relató historias que fascinaron a sus oyentes y les hicieron soñar con fantásticas aventuras en reinos maravillosos. Cuando terminó, cerró el libro para volver a guardarlo en su morral. Nadie se percató de que, al hacerlo, escapaban de entre sus páginas algunas palabras sueltas que cayeron al suelo.
El viajero se marchó por donde había venido; tiempo después, los habitantes del pueblo descubrieron el pequeño brote que elevaba sus temblorosas hojitas hacia el sol, en el lugar en el que habían caído las palabras perdidas.
Todos asistieron asombrados al crecimiento de un árbol como no se había visto otro. Cuando llegó la primavera, el árbol exhibió con orgullo unas hermosas flores de pétalos de papel. Y, con los primeros compases del verano, dio fruto por primera vez.
Y sus ramas se cuajaron de libros de todas clases. Libros de aventuras, de misterio, de terror, de historias de tiempos pasados, presentes y futuros. Algunos se atrevieron a coger esos frutos, y había un sabio en el lugar que les enseñó a leer para poder disfrutarlos.
A veces, la brisa soplaba y sacudía las ramas del árbol. Las hojas de los libros se agitaban y dejaban caer nuevas palabras. Y pronto hubo más brotes por todo el pueblo; y en apenas un par de años, los árboles-libro estaban por todas partes.
Se corrió la voz; muchos investigadores, curiosos y turistas pasaron por allí para conocer el lugar donde los libros crecían en los árboles. Los habitantes del pueblo leían sus páginas con fruición, y cuidaban cada brote con gran mimo. Y así iban recogiendo más y más historias con cada nueva cosecha de libros.
Un día, los más sabios del lugar se reunieron y acordaron compartir su tesoro con el resto del mundo. Eligieron a un grupo de jóvenes y los animaron a escoger un libro del primer árbol que había crecido en el pueblo. Después, los enviaron a recorrer los caminos.
Ellos se repartieron por el mundo, buscando un hogar para su preciada carga, y así, con el tiempo, cada uno dejó su libro en una biblioteca diferente.
Y cuenta la historia que allí siguen todavía. Que hay algunas bibliotecas que guardan entre sus estantes un libro especial que deja caer palabras-semilla. Y que, si aterrizan en el lugar adecuado, cada una de esas palabras crecerá hasta convertirse en un árbol que dará como fruto nuevos libros.
Nadie sabe en qué bibliotecas se encuentran estos libros maravillosos. Se desconoce también cuáles, de entre todos sus volúmenes, son los que proceden del pueblo donde los libros crecen en los árboles. Podría ser cualquiera, y podría estar escondido en cualquier rincón de cualquier biblioteca del planeta.
Animaos a entrar en ellas y a explorar sus estanterías, viajeros; porque quizá deis por casualidad con un libro cuyas palabras echen raíces en vuestro corazón y hagan crecer un magnífico árbol de historias cuyas semillas puedan llegar a cambiar el mundo.

25-N: DÍA CONTRA LA VIOLENCIA DE GÉNERO

Son muchos los cantantes que han denunciado el maltrato hacia la mujer. Bebe ha reflejado la dura realidad sufrida por muchas en el silencio de su casa.

GABRIEL GARCÍA MÁRQUEZ: UN CANTO A LA VIDA

La enfermedad acaecida a Gabriel García Márquez, uno de los mejores escritores en lengua castellana, ha hecho que escribiera las palabras con más sentimiento de toda su carrera literaria. En ellas, nos demuestra la verdadera importancia de las pequeñas grandes cosas que realmente dan sentido a la vida.

Si por un momento Dios se olvidará de que soy una marioneta de trapo y me regalara un trozo de vida, posiblemente no diría todo lo que pienso, pero en definitiva pensaría todo lo que digo. Daría valor a las cosas, no por lo que valen, sino por lo que significan. Dormiría poco, soñaría más. Entiendo que por cada minuto que cerramos los ojos perdemos sesenta segundos de luz. Andaría cuando los demás se detienen, despertaría cuando los demás duermen, escucharía cuando los demás hablan y ¡cómo disfrutaría de un buen helado de chocolate!
Si Dios me obsequiara un trozo de vida, vestiría sencillo, me tiraría de bruces al sol, dejando descubierto, no solamente mi cuerpo sino mi alma. Dios mío, si yo tuviera un corazón, escribiría mi odio sobre el hielo y esperaría a que saliera el sol. Pintaría con un sueño de Van Gogh sobre las estrellas un poema de Benedetti, una canción de Serrat sería la serenata.
Regaría con mis lágrimas las rosas, para sentir el dolor de sus espinas y el  encarnado beso de suspétalos…
Dios mío si yo tuviera un trozo de vida… no dejaría pasar un solo día sin decirle a la gente que quiero que la quiero. Convencería a cada hombre o mujer de que son mis favoritos y viviría enamorado del amor. A los hombres les probaría cuán equivocados están al pensar que dejan de enamorarse cuando envejecen, sin saber que envejecen cuando dejan de enamorarse. A un niño le daría alas, pero le dejaría que él solo aprendiese a volar. A los viejos les enseñaría que la muerte no llega con la vejez sino con el olvido.
Tantas cosas he aprendido de ustedes, los hombres… he aprendido que todo el mundo quiere vivir en la cima de la montaña, sin saber que la verdadera felicidad está en la forma de subir la escarpada. He aprendido que cuando un recién nacido aprieta con su pequeño puño, por vez primera, el dedo de su padre, lo tiene atrapado por siempre. He aprendido que un hombre sólo tiene derecho a mirar a otro hacia abajo cuando ha de ayudarle a levantarse. Son tantas las cosas que he podido aprender de ustedes, pero realmente de mucho no habrán de servir, porque cuando me guarden dentro de esa maleta, infelizmente me estaré muriendo.
Siempre di lo que sientes y haz lo que piensas. Si supiera que hoy es última vez que te voy a ver dormir, te abrazaría fuertemente y rezaría al Señor para poder ser el guardián de tu alma. Si supiera que esta fuera la última vez que te vea salir por la puerta, te daría un abrazo, un beso y te llamaría de nuevo para darte más. Si supiera que ésta fuera la última vez que voy a oír tu voz, grabaría cada una de tus palabras para poder oírlas una y otra vez indefinidamente. Si supiera que estos son los últimos momentos que te veo, diría TE QUIERO y no asumiría tontamente que ya lo sabes.
Siempre hay un mañana y la vida nos da otra oportunidad para hacer las cosas bien, pero por si me equivoco y hoy es todo lo que nos queda, me gustaría decirte cuanto te quiero, que nunca te olvidaré. El mañana no le está asegurado a nadie, joven o viejo. Hoy puede ser la última vez que veas a los que amas. Por eso no esperes más, hazlo hoy, ya que si el mañana nunca llega, seguramente lamentarás el día que no tomaste tiempo para una sonrisa, un abrazo, un beso y que estuviste muy ocupado para concederles un último deseo. Mantén a los que amas cerca de ti, diles al oído lo mucho que los necesites, quiérelos y trátalos bien, toma tiempo para decirles lo siento, perdóname, por favor, gracias y todas las palabras de amor que conoces.
Nadie te recordará por tus pensamientos secretos. Pide al Señor la fuerza y sabiduría para expresarlos. Demuestra a tus amigos cuánto te importan.

HAIKÚS OTOÑALES

Un haikú es una estrofa poética originariamente de la literatura japonesa clásica que pretende expresar con pocos versos un sentimiento breve y sincero, surgido normalmente ante la contemplación de la naturaleza o también ante sentimientos como el amor, la muerte, la enfermedad o ante cualquier momento vivido.
A continuación, se pueden leer algunos haikús de Masaoka Shiki, uno de los autores japoneses más famosos en haikús.

Que distinto el otoño,
para mí que me voy,
para ti que te quedas.

Llega el otoño
paso los días pintando
flores y hierbas.

Agotó el camino del verano
y se interna en la montaña
tirando del carro.

Otros haikús que hablan del otoño

Hojas cayendo, ocres, rojos, cerezos, otoño bello. 
Baja el otoño sopla su cabellera de hojas marrones. 
Lluvia con oro, roces de aire cobrizo.









POESÍA DE OTOÑO

Con el otoño llega la melancolía de un verano ya acabado, el color amarillento de hojas olvidadas, sacudidas por un frío viento casi invernal, la incipiente seguridad de despedida...Esta estación ha sido inspiración para numerosos poetas.

En el alto otoño del mar
lleno de niebla y cavidades, 
la tierra se extiende y respira.
se le caen al mes las hojas.
Pablo Neruda, "Testamento de otoño."

El cárdeno otoño
no tiene leyendas
para mí. Los salmos
de las frondas muertas,
jamás he escuchado,
que el viento se lleva.
Yo no sé los salmos
de las hojas secas,
sino el sueño verde
de la amarga tierra.
Antonio Machado, "Otoño ".

El otoño vendrá con caracolas,
uva de niebla y montes agrupados,
pero nadie querrá mirar tus ojos
porque te has muerto para siempre.
Federico García Lorca, "Alma ausente"

Te recuerdo como eras en el último otoño.
Eras la boina gris y el corazón en calma.
En tus ojos peleaban las llamas del crepúsculo.
Y las hojas caían en el agua de tu alma.
Tu recuerdo es de luz, de humo, de estanque en calma.
Más allá de tus ojos ardían los crepúsculos.
Hojas secas de otoño giraban en tu alma.
Pablo Neruda, "Poema 06".